¿Es posible hacer una reformulación en la estructura y regulación de las calificadoras de riesgo, o la crisis deja al descubierto la imposibilidad de tercerización en agencias privadas respecto de dar opiniones que implican el otorgamiento de una cuasi-fe pública sobre el riesgo de instrumentos de deuda?
Los beneficios que estas obtienen por sus servicios son independientes de su capacidad de evaluar correctamente el riesgo, y se las considera que están más bien correlacionados con la sobreestimación de la cualidad del crédito y la subvaluación del riesgo.
Esto sucede ya que por un lado, operan en una estructura oligopólica y tienen un gran estímulo para apoderarse del mercado, y por otro, son contratadas por aquellos que necesitan vender los productos riesgosos. Esto las lleva a tener gran incentivo para otorgar calificaciones favorables incurriendo en una conducta de riesgo moral.
Se plantea entonces, ¿Cuál debería ser el norte en el diseño del nuevo marco regulatorio que impone la crisis? ¿Se requiere de una corrección del actual paradigma regulatorio o la adopción de uno radicalmente distinto?
¿Hay que regular los tipos de interés? ¿Hay que supervisar la calidad de cada crédito bancario? ¿Hay que prohibir determinados volúmenes de endeudamiento? ¿Hay que poner límites a la exposición al riesgo de los inversores? ¿Hay que prohibirles vender al descubierto? ¿Hay que prohibir los derivados? ¿Hay que revisar las normas de contabilidad para dotar a los balances de los bancos de más fidelidad?. Entonces cuál sería el cometido de cada una de las regulaciones a la hora de evitar las crisis económicas.
¿A qué se debió que gran parte de la superabundancia global de ahorros terminase en los Estados Unidos? Sin duda, la dimensión y profundidad de los mercados financieros norteamericanos es parte importante de la explicación. Pero los excesos observados no hubieran sido posible sin los extremos alcanzados por la desregulación financiera de esos mercados en los últimos veinticinco años, que permitió a los banqueros estadounidenses descubrir maneras sofisticadas de enriquecerse ocultando los riesgos involucrados y engañando a los inversores
Jorge Gabriel Barreto
Economista
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