viernes, 30 de septiembre de 2011

La realidad sobre el futuro Económico de Europa

La inyección de liquidez y las bajas tasas de interés que mantienen los bancos centrales a nivel internacional se configura en un contexto de contracción económica, gran incertidumbre y políticas de ajuste.

Los únicos que toman y se benefician de las bajas tasas de interés son los especuladores que lo direccionan al mercado de capitales, gestando las burbujas, esta es la causa por la cual durante el 2010 las bolsas mostraron una recuperación, pero solo en términos ficticios, (Se basa en la especulación y no sobre bases reales en términos de producción).

Ahora se decanta claramente que ante cualquier anuncio se genera una corrida precipitada para vender sus tenencias, por el miedo que genera perder parte de lo ganado con la burbuja. Esta situación crea un fenómeno de bipolaridad, cuando suben se espera que siga subiendo volviendo a las acciones en  bienes giffen (Normalmente se tendería a pensar que si el precio sube bajaría la cantidad demandada pero en este caso las expectativas hacen que cuanto más suba más se compra y más sube, generando expectativas positivas, dando como resultado que más dinero se inyecte en la compra de dichas acciones), y a su vez la creencia de que la suba seguirá en el tiempo en forma ininterrumpida, ayudado por las calificaciones positivas de las agencias de medición del riesgo. Pero cuando se precipita un acontecimiento se cree que el mundo se está cayendo y venden liquidando sus tenencias.

Entonces;  ¿porque no se atendió el vértigo ascendente en las bolsas? Porque para el común de los analistas hay algo que se escucha corrientemente y dice;  “Las bolsa marcan la tendencia de como luego se comporta la economía real”. En realidad se comete una falacia por generalización, como generalmente siempre se ve que la bolsa se recupera y luego la economía real, entonces concluimos que en todos los casos y para todas las épocas tiene que pasar esta relación.  Por lo tanto el ascenso de las bolsas se retroalimentaba en base a esta idea mientras que la economía real no se recuperaba sino que se precarizaba aún más.

A la par de este acontecimiento, los grandes programas de ajuste llevados adelante por las economías más endeudadas de la Zona Euro, comenzaban a surtir sus primeros impactos en el nivel de actividad económica.

La imposibilidad de los países para enfrentar la crisis en estas circunstancias, las diferentes necesidades de política económica de cada país y las medidas aplicadas que no hacen más que profundizar y sobreexpanden la crisis, no dejan muchas alternativas y hace casi imposible el consenso.

Por la forma que tomó la unión monetaria, los países miembros están atados al Euro y por tanto pierden un instrumento de política monetaria que ahora resulta ser el principal obstáculo. Si Alemania y  demás países estuviesen dispuestos a asumir el costo de evitar un default, no resolvería el problema de largo plazo en cuanto al déficit comercial de por ejemplo Grecia y Portugal y su incapacidad para ser economías competitivas sin generar una devaluación que cambie precios relativos. Cuestión última que no pueden hacer ya que están atados al Euro.

Una de las soluciones que se baraja es la emisión de Eurobonos que se haga cargo de las deudas para restablecer la confianza. En este caso los países tendrían que aceptar una mayor centralización de la política Fiscal perdiendo otro instrumento de política fiscal y estarían más atados y dependientes de las decisiones centralizadas.

Al parecer se dirigen hacia esta dirección atando aún más a países como Grecia y Portugal, a un círculo vicioso. Existe un riesgo más que cierto de que la crisis griega se extendiera a Italia y España.

Como se está planteando el problema no se puede hacer mucho, ya que no se ataca el problema principal, la inestabilidad intrínseca del sistema financiero a nivel global proclive a generar crisis financieras recurrentes, sumando el problema de la inflexibilidad de la Eurozona para hacer frente a los problemas disimiles de las economías que la integran y a su vez las políticas económicas cuyo objetivo central, la recuperación.
La ayuda implementada por la Unión Europea, el FMI y el Banco Mundial a naciones como Grecia, Irlanda o Portugal teóricamente mejorarían su financiamiento y al aportante no le costaría demasiado. Por una parte, la nueva deuda es utilizada para hacer frente a vencimientos inminentes de deuda y para cumplir con el rendimiento prometido con anterioridad a otros tenedores de sus bonos (La tasa que pangan es cada vez más alta). Solo puede ser sostenible por dos vías; que  tenga nuevo financiamiento o que la economía se recupere y pueda direccionar ingresos fiscales hacia el pago de la deuda.
Si solo fuera la solución para un mero problema de liquidez, y a su vez la capacidad interna de generación de recursos financieros de los distintos estados permitiera hacer frente al problema de solvencia futura la ayuda estaría justificada, pero este no es el caso y no queda mucha alternativa.

Por lo tanto, las señales están dadas;  las tasas de interés que pagan los países endeudados son cada vez más altas, sustentadas por las calificaciones de las agencias de calificación que ayudan a sobredimensionar la crisis sin agregar información relevante sino que siguiendo la coyuntura; los bancos centrales dejando las tasas bajas para reactivar la inversión productiva que no se recupera, burbujas especulativas en función de las bajas tasas de interés, que además sirven para financiar deuda de países como Grecia, Irlanda; España, Portugal, Italia.

En fin el circulo vicioso de la inversión especulativa se retroalimenta y luego con la catarata de  noticias obvias sobre la pobre recuperación económica provoca corridas y bruscas caídas bursátiles.

Lic. Jorge Gabriel Barreto
Economista

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